viernes, 16 de marzo de 2012

Marta, Maria y Lázaro



"María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró."
João 11:32-35 (Reina Valera)




Este episodio nos cuenta sobre tres hermanos: Marta, Maria y Lázaro. Tomándolos por figura, me gustaría dejar una lección.

Lázaro – el hermano de Maria que estaba muerto.

Marta – es aquella que decía: Señor, hace ya cuatro días, hiede ya. Ella no creía que Jesús podría hacer algo por su hermano.

Maria – en lugar de expresar cualquier palabra, se dispuso a llorar.

Muchas veces miramos la situación de las personas perdidas (muertas) a nuestro alrededor, y decimos: Hiede ya; no hay nada que hacer. La actitud que conmovió a Jesús y lo animó a traer vida a aquel joven que estaba muerto, fue la actitud de María.

María se postró a los pies de Él y lloró; al verla Jesús se conmovió en Espíritu, y fue en dirección a la tumba para llamara a Lazar afuera. La mayoría de las apariciones de Maria en la biblia es postrada a los pies de Jesús: una vez atenta escuchando a Jesús, otra quebrando el frasco de ungüento, y otra vez en este texto.

En este episodio, una multitud siguió a Maria y encontró a Jesús, y muchos creyeron en Él. La obra que produce resultados es postrarse. La obra que produce resultados es llorar delante de Él en favor de alguien. ¡De esta manera, Él se mueve, Él actúa, Él llama, Él resucita a aquel que estaba muerto!

¡Estén en la paz de Jesucristo!
Saulo.

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